La jornada dio inicio el sábado 22-08, a eso de las 4 p.m. El día esta lluvioso y frio, el objetivo celebrar los 8 años de Miguelito, buscar un canilla seca (venado), en su defecto, unos conejos, pero el agua no daba tregua, llegamos de noche en un pichaque impresionante, las frías se dejaban colar mientras la cena estaba lista, por cierto que Malone ya estaba en Santa Rosa muy bien acompañado, parece que el muchacho ahora va a sentar cabeza, después de una buena papa nos alistamos a salir y nos dividimos en dos grupos, Malone y Fredy hacia el oeste, Miguelito y su servidor al norte, el barro impresionante, el agua constante y de paso me extravié con el pequeño Jou pero este guachamarón no flaqueo en ningún momento, pa’ lante que el monte es orégano hasta que me pude ubicar, llegamos al carro y nos esperaba Miguel y los otros Jous, ahí luego de un trago decidimos suspender la caza ya que había demasiado barro, tanto que nos enterrábamos hasta la rodilla y caminábamos en lagunas, así llego el siguiente día la parranda apareció con el alba, carne asada y la siempre fría con un baño de piscina hasta que nos alcanzó la tarde, volvimos a la Pascua para recuperar fuerzas y en el siguiente día a las 9 a.m. Estábamos en carretera rumbo a Caicara del Orinoco, por 10 minutos pelamos la chalana en Cabruta así que decidimos comer algo mientras llegaba el transporte, nos paramos en un puestico no muy agradable pero el hambre era más, los cuatro coincidimos en pedir cerdo con palo a pique, ensalada y tajada, esperamos como una hora cuando llegó la sorpresa el cerdo quemado, el palo a pique tenía días y de ñapa en el plato de Florito venía con una pata de cucaracha, claro que el hambre se nos quito y nos fuimos a la chalana, pasamos a Caicara y en la noche nos desquitamos con una parrilla, el día siguiente a eso de las 5 abordamos una lancha para pescar en el majestuoso Orinoco, pasamos por las torres que rápidamente me ubicaron en lo cerca que estaba de la Peña, mis correderos, vimos la construcción de tercer puente sobre el Orinoco y a pescar se dijo, saque siete payaras regulares y entre los demás bagres, caribes y morocotos, llego el miércoles, nos despedimos de mi sobrino el monono y pa’ la Pascua, claro que en las Mercedes entre frías y relatos cerramos con broche de oro, una carne asada que estaba de padre y señor nuestro.




















































